Thursday, September 01, 2005

Sucio, sucio, sucio.
Trato de acostarme con todos los males y los trenes subterráneos de Nueva York responden con el eco monótono e infernal de ruidos metálicos. Cargo la piel estropeada esperando a la señorona, una ama de casa, desnuda del cabaret, a que termine los bailes de su jornada y me traiga una botella de Jack Daniels con cubos de hielo y tajadas de limón. Llevo siglos de dolor y soledad que quiero enterrar a pico de clavo. Tengo los ojos secos por el viento perpendicular a la vista y licencia a romper los huesos. Su cara resta de importancia, su alma arde cenizas de neón, su cuerpo es una novela del ayer. Labios para masticar, tetas por chupar, chuchas de llenar, y mi verga endurece con ansias de descargar la mortalidad de los sueños; cigarrillos sin filtros, marihuana, sábanas sucias y arrugadas, música vieja y voces podridas; nada exalta al corazón como la decadencia que nace del deseo carnal en la oscuridad de un cuarto alquilado por la hora y una pistola cargada velando al dedo en la gatilla.
Copyright - Reo Del CigarrilloAbril 1 y 2, 2004