Tira Piedra. Tira Bomba. Repite el Ciclo. Odio.
Celebrado Señor, autor, escritor. ¿Qué se puede confabular del odio puro para que nazca el deseo de la paz? Ya estáis acostumbrados a la violencia de noche y día; al silbido de los petardos y balas, del humo lacrimógeno. Ya estáis acostumbrados a buscar refugio cuando las primeras sirenas alertan el arribo de misiles explosivos. Ya tenéis los nervios enterrados bajo la piel de no responder al pánico, grito y llantos de los indefensos. Todo esto ya ha sucedido y volverá a suceder una y mil veces.
Celebrado Señor, reconocido por el anonimato de sus letras y que con facilidad inventa teorías nuevas. La más reciente es la teoría que los espíritus nunca envejecen y que se mudan de un cuerpo a otro al final de cada vida asignada. Y si los espíritus no envejecen, usas eso como pretexto, Señor de casi cinco décadas de edad, para conquistar y enamorarte de una joven de dos décadas; porque no es que te estas enamorando de su juventud física, sino de su espíritu. ¡Que pretexto tan conveniente! Deberías estar en uno de esos programas de televisión atado a un polígrafo para ver si la mentira de una mentira se convierte en verdad, o si lo repites varias veces te convences que así debe ser.
Celebrado Señor, autor, teorista de la nulidad, llevas la contraria tan solo para ser el terco de la huerta. No deseas tomar parte de los conformistas, aunque te vistes como todos los pingüinos de oficina con su saco, corbata y camisa planchada con almidón. Te convendría que el mundo se acabe hoy así como cuando un joven arremete contra un policía para disfrazar un suicidio como aun ataque armado e indefenso. Bien sabes lo que tramas y resulta. Sabes bien de efecto y consecuencia desde antes que tenias cinco años de edad.
Celebrado Señor, autor, con un diccionario en una mano y un borrador en la otra, respiras aire de un bourgeois y no dejas que la nariz inhale algún olor escatológico. Pretendes no saber de la misma mosca que aterriza con sus patas sobre estiércol viene sobre tu filet miñón, que bebes agua reciclada de las tuberías de desagüe.
Cuando no se tiene nada positivo que decir, mejor es tragarse todo el veneno de una sola o dejar que se te pase el momento de la cólera.
Celebrado Señor, reconocido por el anonimato de sus letras y que con facilidad inventa teorías nuevas. La más reciente es la teoría que los espíritus nunca envejecen y que se mudan de un cuerpo a otro al final de cada vida asignada. Y si los espíritus no envejecen, usas eso como pretexto, Señor de casi cinco décadas de edad, para conquistar y enamorarte de una joven de dos décadas; porque no es que te estas enamorando de su juventud física, sino de su espíritu. ¡Que pretexto tan conveniente! Deberías estar en uno de esos programas de televisión atado a un polígrafo para ver si la mentira de una mentira se convierte en verdad, o si lo repites varias veces te convences que así debe ser.
Celebrado Señor, autor, teorista de la nulidad, llevas la contraria tan solo para ser el terco de la huerta. No deseas tomar parte de los conformistas, aunque te vistes como todos los pingüinos de oficina con su saco, corbata y camisa planchada con almidón. Te convendría que el mundo se acabe hoy así como cuando un joven arremete contra un policía para disfrazar un suicidio como aun ataque armado e indefenso. Bien sabes lo que tramas y resulta. Sabes bien de efecto y consecuencia desde antes que tenias cinco años de edad.
Celebrado Señor, autor, con un diccionario en una mano y un borrador en la otra, respiras aire de un bourgeois y no dejas que la nariz inhale algún olor escatológico. Pretendes no saber de la misma mosca que aterriza con sus patas sobre estiércol viene sobre tu filet miñón, que bebes agua reciclada de las tuberías de desagüe.
Cuando no se tiene nada positivo que decir, mejor es tragarse todo el veneno de una sola o dejar que se te pase el momento de la cólera.
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