Wednesday, September 28, 2005

Entrada de diario, miércoles, 28 de septiembre, año dos mil cinco

Cada vez que escribo algo, me doy cuenta que las palabras
dan vueltas como la circulación espiral de una mosca
en preparación del aterrizaje perfecto.
Escribo con la preocupación de un despreocupado,
un poco inconforme, un poco confusa,
un poco de contradicción.
Pobre gata que se deja comer del perro.
Prefiero mariscos y unas frutas pectorales.
No me he dado cuenta en cuanto ha disminuido
las palpitaciones del corazón por minuto
o que rápido se cambian las hojas del calendario.
Si noto que mientras más me alejo de la infancia
y los primeros años de adolescencia, nada he cambiado
el hambre de los ojos por llegar al estomago complaciente.
He sobrevivido mas relojes y zapatos, no sé sí por casualidad,
o porque habrá otro motivo o algún evento donde mi presencia
será clave o imprescindible. Obviamente no puedo estar
ausente a mi entierro, y eso sí, todos están invitados.
Pueden venir en cualquier facha, no me importará.
Pueden venir borrachos o sobrios, pero felices.

©0928DW05