Thursday, September 22, 2011

Si preguntas que si escribo poesia

Mi segunda hija me preguntó si todavía escribo poesía. Me demoré un poco en contestarle, de la misma manera en que me demoro en contestar a cualquiera que me pregunta mi edad. Escribir poesía para mí consiste en más que el acto de escribir versos, ideas o pensamientos. Escribir poesía es un estilo de vida; es un modo de pensar, actuar, reflejar, de establecer normas de una vida pragmática.

Pudiera ser rico si me fajo trabajando largas horas, llenas de estrés, poco sueño o con muchas pesadillas, gordo o enfermo de comer basura en la calle o mejor dicho, los restaurantes donde todo esta frito con aceite vegetal, que debe ser de algún modo aceite de carro.

No suele ser todos los días que alguien me pregunta si escribo poesía o cual es mi edad, entonces, como un reflejo dormido, tardo en responder. Escribo poesía para el mundo, pero el mundo no me corresponde, o será que me corresponde y yo estoy tan ciego-sordomudo que no permito ningún punto de trasmisión literaria. Escribo poesía cuando estoy manejando con el radio apagado y escucho el ruido de la carretera, proveniente de las llantas y el pavimento en contacto a toda velocidad. Escribo poesía cuando estoy sentado en la sala con la radio prendida, cambiando de emisoras hasta encontrar una canción que calza bien mi humor, y con el televisor prendido sin volumen, con las capciones por si acaso algo capte el interés.

Mi vida es un libro de poesía. Mi vida es un verso de poema, igual que la vida, es absoluta, divina, real y bruta. Mis poemas son mis ojos que captan cada evento, sin la necesidad de usar adjetivos súper calificativos para tan solo vender o convencer al lector de un punto por hacer y decir. Las palabras tienen que llegar de un flechazo, a través los ojos hasta el centro de la sien, y provocar una reacción, de afirmación, negación o convulsión.

Escribo poemas en conjuntos de un tema, de un estado mental, y la ultima serie de poemas que escribí se titulaba “Sala de espera”, que hasta ahora permanece en la oscuridad de una computadora y se ha tratado de plantar sus semillas en tierra fértil.
Escribo poemas para lograr una sanidad interna, de poner en balanza la derecha y la izquierda, encontrar la mitad de todos los sentidos perceptibles, y de nunca repetirme, amenos que sea repetición de un tema que grite a los cinco vientos y seis puntos cardinales (¡?broma!?).

Cuando se acabe todo esto, todo eso que me sirve de motivación, antes que llegue la severa depresión y me pone un yeso en el cerebro, espero haber escrito lo suficiente para dejar una buena impresión, un buen legado de lo que represento, lo que no he podido decir con la voz. Uno escribe con pautas y nadie se dará cuenta de que se trata de un pensamiento tartamudo. Si uno habla con pautas, es posible que le llamen hasta tarado o menso.

Escrito por Dirk Wojtczack Vecilla, Julio 7, 2011, en Baldwin Public Library.

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