Monday, April 02, 2012

Ella no es para mí. Nunca lo será.



¿Por qué me encapriché con ella?


¿Por qué a estas alturas de mi vida?


Un hombre enamorado es un hombre condenado.


Un hombre enamorado es un hombre torturado.


¿Quién creyera que un hombre, a quien le gusta tantas mujeres, se enamorara como un quinceañero?


Y todo esto puede ser producto de mi descarriada imaginación, reaccionando y confundiendo una sonrisa amable, unos ojos llenos de chispas y alegres.


Pienso en ella como que si recién descubriera al amor por primera vez.


Revivo sus expresiones y sus palabras en mi mente demente, como lo único que puedo hacer por el momento y no echar a perder todo lo que tengo ahora, que seria mas que suficiente para cualquier otro hombre.


Y no es como que lo busqué en todas esas caras y cuerpos también, pero este sentimiento es diferente, no como la lujuria de animal ante presa por degollar.


Me hago la ilusión de que este sentimiento sea correspondido, aunque sea a escondidas, sabiendo que las consecuencias de este encuentro serian completamente desastroso.


Temo que de mi boca salga su nombre cuando no debería.


Temo que el cerebro repitiera su nombre en la noche de sueños.


Debo callar y apagar este sentimiento que me arrasa en contra la voluntad.


Debo mover los pies y alejarme de ella.


Debo negarme este sentimiento tan raro y escaso.


0 Comments:

Post a Comment

<< Home