Monday, April 02, 2012

Sala de espera

Sala de espera


¿Quién no espera? Todos esperamos. A veces sin darnos cuenta. Esperamos para cruzar la calle. Esperamos para el semáforo, la cajera del banco, el turno del doctor, en el aeropuerto, en la cafetería, en el cine, en el restaurante, en el correo, en el museo, en el teléfono, en el amor. Y existimos y vivimos entre toda esta espera. Hasta para el café instantáneo hay que esperar. Nada resulta sin la pauta entre el primer momento del deseo o anhelo hasta la realización del mismo. Esperamos entre el nacimiento y el fallecimiento, y otros esperaron para nosotros antes de nacer y después de fallecer. Esperar no es un mito, ni ficción, o algo que se pretende que no existe. Esperar dura más para los impacientes, y desaparece con facilidad para los que tienen paciencia. En la mayoría de los sitios de espera hay una sala de espera, que puede consistir en unas sillas o muebles bien incómodos. Hay salas de espera de puro espacio abierto, donde uno espera de pie. Esperar es el paso del tiempo que nos gasta sin darnos cuenta, como el fluyo del agua de rio en las fundaciones del puente.

Esperar no es lo mismo que un pasatiempo, uno se divierte con el último. Las plantas, arboles, frutas, y arrugas crecen durante la espera. Esperar se puede relacionar a la esperanza, a los que aguantan en silencio las largas noches de lluvia, hambre, frio, soledad, melancolía. Esperanza es fe, esperar es un acto visible.



Para una vida completa es mejor darse cuenta de cada componente, lo bueno, lo feo, lo barato y la sala de espera. Aquella sala de espera puede ser el sitio que nos recuperamos del corre-corre, del apuro, de la vida rápida y acelerada. Nos sirve para tomar una pauta, recuperar el aliento, decelerar el latido del corazón, darnos cuenta de pequeños detalles, asesorar nuestro sitio en la vida, leer el titular del periódico, los garabatos en la superficie de la pared y disminuir el pulso sanguíneo.



La sala de espera puede ser tan simple cuatro paredes pintadas, diseñada por un arquitecto, o unas cuerdas donde la gente se para en el mismo orden que llegaron. Sala de espera después de mucho tiempo puede convocar caos, o si es breve, una rara algarabía de haber salido rápido de la misma espera. Para algo se espera, a la causa del efecto, para resultados, y en eso consiste el hecho de la espera. O sea, por más mundano que parezca, o insignificante que se sienta en el momento, se trata de resultados, buenos o malos, o para la misma continuidad de la vida cotidiana.



Escrito por Dirk Wojtczack Vecilla, en la biblioteca publica de Baldwin, sábado, octubre 2, 2010, mientras esperando en la sala de espera.

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