Monday, December 12, 2011

Auténtica veracidad




¿Qué es escribir sin haber vivido, por lo menos algo cercano al tema que se trata? ¿Dónde existe la veracidad del autor al emprender un viaje dentro las colinas de las letras? ¿Seré el mejor impostor de todos los siglos, al que no le importa la fuente de la inspiración? ¿Cuántas veces podré usar la misma tela hasta quedarme con una aguja sin punta y un pedazo de hilo inservible? ¿Cuántas veces puede la misma rueda dar vueltas alrededor del mismo eje para darse cuenta que permanece en el mismo sitio?

Hoy, lunes, octavo día del octavo mes, once años del segundo milenio, hace calor corresponde en la temporada del verano, en el hemisferio del norte. El que no tiene cáncer, ¿puede compadecer de alguna otra enfermedad, contagiosa o no, como la apatía?

El que lo tiene todo, más que nada: salud, paz y estabilidad, ¿porqué entonces quiere buscar como desatar los cabos de su mundo, para emprender uno de caos, desorden, lágrimas, ansiedad?

Si una vez la gente pereceaba al frente de su casa para conversar y pasar tiempo como buenos vecinos, la gente hoy en día lo hace por medio de sus ordenadores, escribiendo letra por letra, esperando a una respuesta de un email o un mensaje instantáneo. ¿Qué no es más instantáneo que una conversación entablada entre dos o más personas sentadas, juntas, y desarrollar un tema hasta llegar a otro, o irse por un tangente a otro tema no relacionado y de alguna manera regresar al tema previo? ¿Dónde esta la espontaneidad de una conversación sin principio o sin fin, sin estructura, y todavía ser amena, divertida y sin preámbulos?

Algunos son lectores, otros son escritores, y entre los dos grupos se convergen las ideas en común. Unos son escritores que duermen al leer temas de otros, otros son lectores que se aburren si el escritor no los engancha. Unos pretenden ser escritores cuando simplemente escupen estupideces y se hacen pasar como expertos, para tan solo ser rechazados por los que de verdad saben. Al lector no se le puede engañar con apariencias de humo sin contexto. Al lector no se le puede presentar un cadáver de palabras sin esqueleto. El lector discierne al impostor, pero no me rindo, porque así soy, de frente, conchudo, sin vergüenza (aunque si la tengo).

Seguiré leyendo, pero más que nada viviendo, para así poder trasmitir a usted el lector lo que me apasiona, llama la atención. Esmeraré todo lo que escribo, lo puliré hasta sacarle la mugre de la idea y presentarlo de la mejor manera posible.



Escrito por Dirk Wojtczack Vecilla, Agosto 8, 2011, en Baldwin Public Library.



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