Friday, November 04, 2011

El planeta de los feos, abran paso que aquí viene otro




Llegando al fondo del pozo, escucho a la rana diciendo que solamente atraeré a las feas. Con eso, salí muy determinado a mejorar mi apariencia, para ver si mis chances mejoraran en conseguir chicas bonitas. Al paso de unos días, salí bien vestido, buen mozo, cuando de repente empezó a garuar y se me dañó el peinado, lo que había laborado para mejorar la apariencia. No hubiera importado, porque lo que me falta cuando me acerco a una chica bonita es la confianza en mí. Nadie te la puede otorgar, ninguna poción en una lámpara mágica, o una receta botánica del chaman, o ingerir una buena botella del mejor licor importado, etiqueta negra.



Convencí al espejo que seriamos los mejores amigos de hoy en adelante. El espejo no respondió, lo que anticipé como un sí. Los días llegaron a meses, meses a años y seguí conversando con el espejo. De vez en cuando le saqué brillo al espejo para confirmar que la apariencia de los dos no había cambiado para nada. No quería encontrar o tener ninguna semejanza con otra persona viviente. No quería usar el espejo para leer lo que había escrito y tenerlo de testigo. Ningún juez, por mas corrupto, aceptaría el argumento de que cualquier evidencia concreta seria justificada por un espejo.



Siempre las feas, ¿qué será que yo no encuentro en las feas? Tienen todo lo que una mujer bonita tiene, incluso en muchas ocasiones se ha comprobado que las feas tienen que desarrollar el talento de la conversación y muchas cosas más que una mujer bonita ni siquiera concibe como necesario para ser parte de una pareja. Las feas tienen el mismo cuerpo que una mujer bonita, quien a veces no quiere que le estropee el cuerpo en cualquier actividad física, y mucho menos si tiene que sudar o usar las manos donde existe la posibilidad de dañarse las uñas pintadas.



Con todo, voy al grano del tema - ¡Qué fácil es poner a un grupo de personas y presumir que todas son iguales! Hay gente, que sin pensar mientras conversan, usan adjetivos negativos con una facilidad tan natural. Entiendo que para describir los atributos que destaquen a una persona sea necesario usar adjetivos. Pero siempre son los mismos adjetivos, tan frecuentes, que se usan con más facilidad que a las malas palabras para insultar a alguien o forman parte de la conversación sin el peso del sentido que se le debería asignar a las palabras. Muchas palabras han perdido su peso en oro, pero golpean como plomo cuando hieren a la sensibilidad de la persona a quien van dirigidas.



Sera por eso, que estoy asignado a vivir como una persona fea entre gente fea, y que dentro de aquellas personas feas existe la belleza por ser revelada, descubierta. Muchas veces he comentado a mi mismo caminando por los pasillos de mi oficina: “Esa tipa tiene una bonita fealdad”, y no se si hago sentido. Me la paso admirando, a pesar de que es fea, tiene características que la distinguen más que a una bonita que se parece a una tajada de pan blando. Entre feos, nos entendemos muy bien.



Escrito por Dirk Wojtczack Vecilla, Agosto 2, 2011, en BALDWIN PUBLIC LIBRARY



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