Friday, October 21, 2011

Calambre Cerebral




Caminando hacia la biblioteca, jugué con la palabra: despojar y desposado. Quizás como una manifestación de una persona que llega a perder la hoja de Adán y se da cuenta que de tal forma nacemos, seremos desmenuzados al convertirnos en comida de gusanos y polillas. Dentro de la biblioteca, sentado y tratando de concentrarme para leer partes de la biografía de Simón Bolívar, había un viejo conversando con otro de como todo hoy en día se está convirtiendo en un solo nombre de conveniencia: Dunkin Donuts, farmacias CVS, café Starbucks, McDonald’s, y que la música de hoy es basura. Estoy seguro que sus padres le habrán dicho lo mismo durante su adolescencia, pero qué recordará.



Todo el día me quejaba de un calor infernal, y me dio curiosidad escuchar a unos bomberos congregados para un misa fúnebre quejándose del mismo calor. Acaso el fuego de incendios no es caliente o es que yo vivo en otro planeta y me está dando un calambre cerebral. O es que por que me pagan para hacer algo desagradable, lo ignoro y me convenzo de que todo está bien; será así.



Sino fuera por la siesta que me tomo en la tarde y la taza de café negro con una cuchara de azúcar, ya estaría pensando y caminando como un sonámbulo. Ningún pensamiento brotaría de la mente y tan solo estaría mirando a la gente como cuadros de pintura en una exhibición de museo. Ahora la cafeína me tiene todo acelerado, y por eso será que los neurólogos que me visitaron la semana pasada en el hospital habrán dicho que tengo la cabeza grande. ¿Sé me habrá hinchado la cabeza de tanto café y nadie se dio cuenta hasta ahora? Hace tiempo el cardiólogo me examinó y asesoró que tengo el corazón grande, en el sentido físico, dimensional, porque no me conocerá a fondo para decírmelo en otros aspectos.



Leyendo partes de la biografía de Simón Bolívar (y tan solo partes porque no me puedo concentrar en estos momentos cafeinados) el autor hacia comparaciones físicas con George Washington. El autor del libro escribió que Bolívar era de estatura mediana y que tenia una frente ancha y con una línea a traves, de tanto pensar. Yo me paso el tiempo pensando y a veces creo que moriré solo como Bolívar, supongo que por eso también tengo esa línea, esa arruga a traves la frente. Como me gustaría ser como otra gente que veo en los trenes, con la mirada vacía (ojala no con la mente vacía) y dejar de desperdiciar el tiempo en estas conjugaciones mentales de situaciones y suposiciones.



No soy libertador, pero si quisiera deshacerme de los vicios que me persiguen. Despojarme de la envidia que siento al ver alguien de mi edad, o incluso menor, en mejor situación económica, cuando bien sé que la esclavitud a lo material gasta todo bien.



Escrito por Dirk Wojtczack Vecilla, Julio 19, 2011, en BALDWIN PUBLIC LIBRARY

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