Wednesday, November 16, 2011

Bifocales




No prendí la luz de noche para no despertar a nadie. Bajé de la cama cuidadosamente, y tantee la superficie del piso en busca de mis lentes. Después de unos dos o tres minutos sacando el polvo detrás la mesa de noche y de la cabecera de la cama, prendí la luz. No hallé los lentes. Resignado, fui al baño a cumplir con la primera función del día y de salir a trotar con los lentes viejos que tenia en la cocina, lentes fuera de moda, de los años 80 que me dan la apariencia de un búho de ojos grandes. Justo en el anaquel del baño encontré los lentes y me vino el alivio de eliminar la posibilidad de aplastarlos y quedarme ciego.



Uso los lentes viejos cuando hago deporte, dado a la cantidad que sudo, fuera de lo normal para una persona promedio que hace deportes de vez en cuando. Podría trotar sin lentes, pero tengo siempre en mente que si tengo que ser testigo a un evento, como un accidente de carros o de un crimen, no quiero terminar diciéndole al juez que no vi nada y terminar siendo la burla de la corte. Además, quien a estas hora cuando el gallo canta se va burlar de mis lentes antiguos. No hago deportes con los lentes “modernos” para no oxidarlos con la sal del sudor. Lo irónico sucede que termino de quitarme los lentes a media distancia de trotar cuando las gotas del sudor caen por doquier y el vapor de la piel los empaña y termino viendo nulo.



Hace años usaba lentes de contacto, pero por falta de aseo diario y la misma disciplina de quitármelos al fin del día para desinfectarlos, me vino una de esas infecciones en la cornea que me dejaron “curado” de nunca jamás usar lentes de contactos. Por ahora mantengo la misma prescripción de lentes para ver objetos de distancia lejana, pero ahora necesito lentes bifocales, para poder leer de cerca sin tener que quitarme los lentes para leer el periódico, un libro o una revista. Otro cambio que viene a reflejar el cambio de las estaciones de la vida, y rehúso por el momento ir al oculista para ordenar un par de lentes bifocales, donde el lente ahora es diseñado para tener la prescripción gradual y no se ve la raya fea en el lente.



¿Qué detalle esa de mantener la opción de ver, una que le cuesta a uno dinero? ¿Cómo habrá hecho la gente en los tiempos viejos para ver? ¿Con una lupa? Obviamente no debería quejarme, la alternativa de estar completamente ciego puede ser un cambio de vida muy drástico. Al principio tendría que emprender un proceso completamente nuevo de ajustarme a los alrededores, supongo, tanteando con un bastón o contando pasos entre varios objetos. Tendría que aprender a leer Braille con el uso de la yema de los dedos. Tendría que desarrollar los otro cuatro sentidos para compensar la falta visual. Eso si que me pondría en mi puesto, me haría más humilde, o ¿estaría enojado con el mundo y Dios?



No se que forma los marcos de mis próximos lentes tendrán, si serán mas pequeños que apenas tapan la circunferencia de los ojos, o ¿regresará de moda el “look” de los búhos? Toda ceguera varia por grados y tiempos y mejor es evitar la ceguera del corazón, para andar tanteando el piso y terminar levantando el polvo hacia la nariz.



Escrito por Dirk Wojtczack Vecilla, Agosto 4, 2011, en Baldwin Public Library



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