Wednesday, January 02, 2013

Cuartilla – El Perezoso



Tírame a la piscina y me pondré a nadar. Tírame bajo la cuesta y de alguna manera corregiré la dirección hasta llegar a parar. Aquí estoy en la biblioteca publica de Baldwin, Long Island, usando una de sus computadoras. Aquí me encuentro rodeado de mucha gente que navega el internet. La gente navega el internet según su personalidad y necesidad. Se debe tener mucha confianza en la información divulgada, y casi creer ciegamente. Muy poca, pero muy poca gente de verdad viene a la biblioteca para hacer investigaciones, o compilar datos para un proyecto didáctico – ni siquiera los estudiantes. Todos acostamos el cuello ante la guillotina llamada Google. Toda información personal será pública para la ganancia de la gran corporación Google. Toda la publicidad paga por esta conveniencia que el portador Google acumula y mucho creen que se trata de una entidad magnánima y benévola.



Pero regreso a punto de estar en este cuarto de computadoras, en un espacio bien iluminado, público, donde todos seguimos reglas escritas de qué se puede hacer y cuanto tiempo cada persona puede permanecer usando cada computadora. Una hora, tan solo una hora, pero para mi propósito de escribir una cuartilla es mas que suficiente. Más tarde, en otra computadora mas civilizada, le hago las correcciones gramaticales según mis pocos conocimientos sobre las reglas y normas establecidas por la gran academia real del idioma español. No sé, esta presión del tiempo, de tan solo una hora, me fuerza a escribir lo primero que venga a la mente. También, esa parte psicológica de uno, del exhibicionista y el nerviosismo que genera, son buenos instrumentos para la inspiración creativa (aunque por más que alguien quiera leer lo que he escrito en la pantalla no podrán leer con el Font de 11).



Teniendo acceso a la computadora en la oficina no es lo mismo, no hay presión de tiempo límite, ni de que un extraño pase por detrás, se detenga y lea lo que acabo de escribir. Será que la inspiración de un escritor necesita adrenalina, ya cuando uno ha escrito de casi todo tema, interno y personal. No puedo escribir ficción. No sé, como que no he planeado un complot, los personajes, el sitio donde la ficción tendría evento. Parece demasiado trabajo, pero gracias a otras personas que escriben ficción y que poseen esa imaginación, nadie tundra que depender de mi.



Faltan unos días para completar el año 2012, un buen año acompañado de unas peripecias. Solamente logré escribir a mano el poemario “Poemas Americanos”, que por la pereza todavía están en el cuaderno borrador. En este poemario he tratado captar las imágenes de la América que mis ojos perciben. No se cuando lo hare, pero otro tema de poemas que quisiera escribir serian sobre la gran ciudad de Nueva York, su gente, la cultura, las escenas, lo abstracto. Quizás me anime a finalmente publicar otro poemario que terminé de escribir hace mas de dos años, “Sala de Espera”, para el cual ya he postulado en el internet el prólogo con el mismo nombre. Quizás soy perezoso porque hago mucho, o no hago mucho porque soy perezoso. No se porque estoy cansado si esta tarde tome una siesta.



Escrito por Dirk Wojtczack Vecilla, diciembre 21, 2012, en Baldwin Public Library.



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