Wednesday, May 04, 2011

Renuncio

En la serie de televisión “Seinfeld”, el personaje de George Constanza, dice “yo soy un gran renunciador, vengo de una familia de renunciadores – mi padre es un renunciador, mi abuelo es un renunciador; renunciar es lo mejor que sé hacer”. Durante unos exámenes médicos, el doctor me aconsejó que renunciara por el todo a la cafeína. Bueno, eso fue hace más de 20 años atrás y sigo coleando. Y como la palabra misma “consejo”, no es lo mismo que una evidente orden de obligación.

Supongo que la mayoría de la gente no le gusta renunciar, es como un acto de vencimiento, una tregua – la bandera blanca; un signo de debilidad, o de ser inadecuado para cierta actividad. En una carrera de natación, cuando tenia unos 11 años de edad, participaba en un medley de los cuatro estilos: mariposa, espalda, pecho y libre. Todo iba bien en la carrera, a pesar de que la tía-abuela me había dado unas pastillas para calmar los nervios, y estuve como medio torpe. En medio de lo que nadaba el estilo pecho, el agua de la piscina todavía chapoteaba después de que todos terminaron de nadar el estilo mariposa, el estilo que deja cada piscina patas arribas. En una de esas que salí a tomar aire, me vino una ola de agua dirigida hacia la boca abierta. Bueno, más tragué agua que aire, y casi me ahogo en medio de la carrera. Tuve que parar, renunciar, agarrarme de los carriles, sino me ahogaba, y no quería que vinieran los salvavidas a rescatarme cuando se supone que ya se nadar. En este caso no tenía ninguna opción, aunque fácil hubiera sido resumir nadando, pero para qué si ya todos los otros nadadores tocaron la pared, marcando el fin de la carrera. Sí todavía recuerdo aquel instante, es por que no me gusta renunciar, incluso cuando es adverso contra el bienestar o la salud.

Como mucha gente he renunciado de empleos cuando veo que la situación no va a mejorar, el aire profesional está nocivo, o cuando por alguna intuición veo el fin de la soga, y entonces, ¿con qué me sostendría? Lo interesante de renunciar empleos es que es una manera de conseguir aumentos en el salario y exponerse a nuevas ideas, métodos, sistemas, que le pueden servir a lo largo de una vida profesional. En estos casos, renunciar de empleos es momentáneamente triste, pero uno enseguida se olvida cuando empiezan los nuevos retos.

He renunciado por mi propia voluntad al alcohol y el cigarrillo. Ya estaba cansado de estar cansado al día siguiente, y me ponía a pensar en los efectos dañinos del alcohol al pobre filtro del cuerpo, el hígado. Tampoco quiero saber como el alcohol habrá perturbado los bancos de la memoria, y las pocas buenas células que me quedan y necesitaré en el futuro para no olvidarme el nombre o como amarrarme los zapatos. Renunciar el cigarrillo también fue fácil, lo analicé como algo artificial y ajeno al cuerpo. ¿Para qué carajo me meto nicotina en los pulmones cuando al mismo tiempo quiero respirar aire puro y limpio cuando salgo a las afueras? Era como una contradicción de mi filosofía personal.

Ahora estoy contemplando lo que me parece bien difícil: renunciar a la taza de café en la tarde, la que me da una prórroga de las locuras diarias. Más que nada lo hago es porque últimamente, la cafeína parece ejecutar sus reacciones químicas y mágicas en el momento mas inoportuno – a las dos de la mañana, cuando me levanta y no me deja dormir por mas de tres horas, y cuando me levanto, mejor dicho, el cuerpo se levanta, mientras el cerebro esta momificado por la falta de lo mas precioso: sueño. Necesito que el cerebro funcione con claridad, velocidad, agilidad, sino no valgo nada ahí como momia. La renuncia a la taza de café en la tarde todavía no es definitiva, quiero primero comprobar en las vinientes noches si es que duermo mejor. Ahora, si tan solo le pudiera decir a la vejiga que no me pida que sacie contenidos líquidos, amarillos, a la misma hora, a las dos de la madrugada. Mejor dicho, no me hagan caso, ya he renunciado a escribir más de mil veces y todavía sigo aquí con la misma cantaleta.

Escrito por Dirk Wojtczack Vecilla, Marzo 11, 2011

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