Monday, March 14, 2011

Distracciones



De un punto a otro, de una actividad a otra, de un pensamiento a otro, de una pareja a otra. En si, sabemos que estamos de un sitio mental y físico a otro. Un cambio de ambiente.



Entré con el propósito de escribir el relato sabatino sobre toda la nieve que ha caído desde las navidades hasta la semana vigente, y más que nada de toda la nieve que mi pobre columna ha tenido que soportar. Cambio de postura, flexiono las rodillas, apoyo el peso sobre los muslos. Cambio de mano con la que levanto la nieve y la tiro con toda la fuerza a un costado de la vereda. Uso varias estrategias como que si estuviera construyendo el futuro y al fin de todo, sigue siendo la misma pobre columna vertebral que tiene que aguantar todo ese esfuerzo físico. Bien que me lo reclama en los días siguientes.



En estos días que tanta nieve ha caído, las primeras horas del día contemplo cuanta nieve se ha acumulado y cuando iré a palearla fuera de la vereda y del carro. Hasta eso, paso en la sala, con el televisor y el volumen mudo. escucho a música por medio del laptop. El Blackberry me mantiene compañía parpadeando la luz verde hasta el arribo de un email. Leo el periodico de ayer, si el del dia no llegó por la inhabilidad de movilizarse por las calles. Tomo café negro colombiano con una cuchara de azúcar blanca (aunque la azúcar café le da mejor sabor), y desayuno mientras todo esto sucede mí alrededor. Aun así, tengo la audacia de decir que estoy aburrido por que no tengo nada que hacer.



Las distracciones vienen con facilidad, tengo la habilidad de retener atención como una mosca, y de alguna manera, logro enfocarme suficiente para absorber unos cuantos datos de información. No puedo leer un libro en público porque enseguida quiero saber que esta haciendo el mundo. Todos buscamos distracciones sin importar quienes somos. Incluso mientras escribo esto, alrededor mío hay una madre de familia ayudando a su hijo a encontrar unos libros didácticos; la bibliotecaria busca en el catalogo el orden de los libros publicados el año pasado; una joven universitaria da lecciones privadas de matemáticas a una joven de secundaria y ambas me miran cuando yo las miro. Las distracciones distraen a los distraídos; necesitamos ese estimulo pulsativo y por eso la adicción a mi Blackberry. Encima de todo eso, viene la distracción al momento pensando que estará pasando con las protestas en Jordán, Túnez y Egipto, y de lo que vendrá con la caída inminente de esos gobiernos. ¿Más caos? Dicen los expertos que la próxima revolución NO será televisada – ya veremos.



El único momento en cuando los niveles de distracción son muy bajos, es minutos y segundos antes de apagar la luz sobre la mesa de noche. Me imagino que mientras duermo, tendré la red de nervios cerebrales con la mente distraída, y repasaré los eventos impactantes o memorias dulces de la infancia o cosas que mis hijas han hecho.



Obviamente no soy psicólogo, psiquiatra o neurólogo, pero me imagino que estas distracciones son sanas para renovar el interés de una vida activa.



Escrito por Dirk Wojtczack Vecilla, Enero 29, 2011, en Baldwin Public Library.

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