Monday, February 28, 2011

A l t e r a c i o n e s



Lo que uno planifica hasta el último detalle, siempre posesiona la posibilidad de un factor, una circunstancia, alterar todo. Y de ahí viene la improvisación. Una vez durante conversaciones, entrevista de trabajo, le expliqué al señor gerente que yo soy “nadador”. En ambos sentidos de la palabra, literal y metafórico. Elaboré durante la entrevista que si alguien me tira a una piscina, o al mar, como sea, me pongo a nadar, y busco la forma de encontrar una solución, una alternativa, o por lo menos una pista de cómo dar el primer paso hacia el descubrimiento de la solución al problema o el planteamiento.



Hoy, Viernes, 21 de enero de 2011, aun siendo día laboral para todo el mundo diurno, tenía marcado como un día de vacación. Lo único que tenia planeado para un día como este, de invierno, frío, era trotar en la rambla de dos millas de largo en Jones Beach. Todos los planes se me dañaron cuando en la madrugada, cuando bajé a preparar el café de todos los días, y recoger el periódico entregado a domicilio, había caído nieve. Ya estoy harto de nieve para un invierno. Estoy harto de apalear tan solo para que unos pocos peatones puedan caminar seguros sin que se resbalen o tropiecen; así es la ordenanza local del pueblo – dentro de veinte y cuatro horas de la primera caída de copos de nieve, cada persona debe sacar la nieve enfrente de su propiedad.



La nieve alteró a todos, los locutores de la radio entonan como disco rayado que el fin del mundo se aproxima (bueno, parece que así fuera cada vez que viene clima de invierno). Los conductores de los buses escolares parecen perder la tracción en las llantas que vienen retrasados a recoger a los estudiantes. Todos andan ajetreados, carros patinan por todas partes y la gente forzada a esquivar charcos combinados de nieve y agua. Los jornaleros se “avispan”, consiguen palas, y van de puerta en puerta ofreciendo el servicio de apalear la nieve a gente que ya no quiere o no puede. Tras vivido más de treinta inviernos en la parte noreste de EEUU ahora entiendo por que la gente de tercera edad decide mudarse a partes cálidas del país. Yo no quiero vivir donde tengo que pensar en evacuaciones de huracanes o terremotos, así que mudarme al estado de Florida y California están fuera de cuestión.



Será mis genes alemanes que no me dejan descanar, hoy quería tener tiempo dedicado para mí, y me ocupé en quehaceres domésticos. Y antes del almuerzo, con el estomago otra vez vacío, tuve la energía de salir a trotar por el vecindario, a pesar que las calles todavía estaban cubiertas de nieve. No me importaba, estaba determinado a quemar esa chispa de energía que tenia por dentro. Troté lo más rápido posible, para una persona que dentro pocos años va a cumplir medio siglo. A veces visualizo como la sangre bombardea dentro las venas, a toda presión, expandiéndolas a su máxima dimensión física. Sudo, mientras humo del calor que genero, me hace sentir como un deportista olímpico. Sé que la gente me mira y tendrán sus opiniones, pero no me importa, estoy viviendo. Y así, se me presentó una situación, y el nadador dentro de mi salio otra vez.



Escrito por Dirk Wojtczack Vecilla, en Baldwin Public Library.

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