Tuesday, May 24, 2011

Fayando en las fayas

A pesar de que nací a miles de kilómetros de la costa, del mar, de la playa, siempre necesito estar cerca de aquel cuerpo líquido, salado. Quizás en otra vida anterior habré sido un delfín, el animal que tengo tanta afinidad por su forma y estilo de nadar, por la geometría completa en todas sus dimensiones, en aquella cara tan amable y bondadosa. Como ser humano, tuve que enseñarme a nadar el estilo mariposa, porque por más que el entrenador de natación, Naranjilla, trato de explicarme la secuencia y los movimientos dinámicos del estilo, no los logré en asimilar. Aprendí el estilo mariposa una vez que me retiré del deporte y lo probé en las piscinas de los hoteles o al costado de las olas del mar.

En otra vida, anterior o posterior, me hubiera sido cantador de música salsa o cumbias o vallenatos. O por igual, me hubiera gustado ser pianista de la misma música. Me encanta ver las caras de la audiencia, cuando en coro, cantan tus canciones, o cuando la gente se emociona al escuchar el ritmo sincopado del piano. Pero no lo aprendí, no por falta de oportunidades, sino por la impaciencia en aprender lo que no viene natural. Siempre me frustraba tratar de leer las notas musicales, y más me frustré de niño, cuando mis supuestos amigos se burlaron de mí y dijeron que solamente niñas tocan el piano. Tampoco encontré ninguna incentiva en tocar en un pedazo de cartón, en la forma de los teclados – no se oía nada al tocar el cartón, y la maestra de piano me mandaba a practicar las canciones en algo que no tenia sentido. Eso si, aprecio mucho a los cantantes y músicos que lo hacen parecer bien fácil, cuando detrás de esos movimientos, no se ven las horas de practica, los sacrificios emprendidos. También se que no hay nada igualable, al componer una nueva pieza musical y que suene original.

Los artistas se inspiran de otros, de la nada, del movimiento, sufrimiento, caos, desorden, sangre, muerte y la oscuridad. Los artistas nutren sus musas de las maneras más naturales, en cualquier momento, cualquier sitio, bajo cualquier circunstancia. La inspiración equivale a la creatividad, a la vida, la continuidad, a la prolongación hacia el futuro, por mas incierto que las malas noticias nos hagan sentir. Para los que me han seguido, leyendo estas cuartillas, inmediatamente se darán cuenta que no soy un escritor que haya seguido el camino didáctico en las universidades, sino que soy el observador del momento. Si que he tenido equivocaciones y que a veces me contradigo; quizás como un mentiroso que no se recuerda que mentira le dijo a quien, no me recuerdo definitivamente que dije y cuando. No por inconsistencia; quizás por la fluidez de la vida, como los caminos que la misma agua se adapta. He cometido muchas fallas, atrocidades en contra el idioma castellano, pero no a propósito, quizás por ignorancia, falta de preparación o porque la mente se ha cerrado hace tiempo en aprender, aunque cada día aprendo muchas otras cosas.

Mantengo la mente abierta, fértil a nuevas ideas, conceptos (desde lo absurdo, ridículo hasta lo incrédulo y difícil de entender), nuevas combinaciones, conjugaciones de lo verídico y ficticio. No se que tipo de huellas en la arena dejo atrás, pero espero que ustedes sean testigos antes de que el viento las borre con su poderío.

Escrito por Dirk Wojtczack Vecilla, Marzo 26, 2011, en Baldwin Public Library.

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