Monday, July 21, 2008

Martha's Vineyard

Dos veces en Martha's Vineyard trote en medio del calor opresivo
Trote desde Oak Bluffs hasta el límite del pueblo Edgartown
Trote, trote y trote

Alrededor mío había ciclistas y gente en mopeds,
Como suele hacerle en sitios turísticos

Trote, trote y trote,
Sude, aguante calor, y sude más
Y me pregunte varias veces porque
Porque me pongo a sudar cuando bien pudiera estar en la arena reposando
Mirando a las mujeres, al paisaje, a mis niñas

Y me conteste con firmeza:
Penitencia

Penitencia por todo el mal que he hecho en el pasado
Penitencia para mantenerme en el camino correcto

Todo lo que fácil viene, fácil desaparece
Todo lo que difícil viene, se aprecia

Aprecie el descanso después de haber trotado,
Mientras los ciclistas y mopeds no se sentían conformes

Todo hombre debe hacer penitencia,
No por el mal que se ha hecho,
Sino porque construye el carácter del hombre

E hiciste lo mismo,
Te pusiste la prueba al fuego
Y aunque las llamas queman
Más duelen las llagas.......

Friday, July 11, 2008


Tuesday, July 01, 2008

Caida Vertical Sin Proposito

Despues del desmoronamiento
De lunas, soles y nubes
Sonaron las trompetas celestiales,
Repicaron las campanas de hierro

Se abre la boveda del eterno dia
Para los que, por ajenas y desconocidas
Circumstancias, cayeron bajo el peso
De la gravedad, de la materia bruta
De cemento, fierro, vidrio y fuego,
Foraneo de flores y manantiales,
Toneladas de maldades queriendo
Desplomar las alas de angeles
Que se cruzaron en la trayectoria
De sujetos extraviados,
La manana del martes,
Once de Septiembre,
Ano dos mil,
Con el proposito y destino infame
De una historia nunca previamente escrita

El hombre nace y muere
Hasta que el ciclo termine
La renovacion de la vida
La maldad busca a la bondad
En la noche humeda para cumplimentarla
Como complice del sufrimiento
Y del derrame de lagrimas
Y gotas de sangre
Que llenan los oceanos subterraneos
Sobre la superficie restante de la tierra

Llorare y sollozare en la manana
Despues, cuando el sol y las estrellas
Iluminen el camino y no haya ninguna
Sombra donde el mal quiera acechar
Con sus hundientes redes de la desesperanza,
Volvere a sonreir en silencio

Escrito por Dirk Wojtczack, Septiembre 16, 2001
Los discípulos de la cantina en Data

Oye pana, ¿porqué anda con esa cara tan larga?
No ves que te pareces a un cangrejo
¿Cuántas pilseners te has tomado?
¿Porqué no me esperaste para ayudarte con ellas?

Sigues con la misma pendejada de ayer
Olvídala compadre, que ella no te sirve pa’ na’
Dáte cuenta que estás en na’ si sigues así
Salga de ésta cantina

La cantina en el camino de Data a Posorja

Claro que no puedes caminar ahora
Anda a descansar en la hamaca
No te quejes si te pican los mosquitos

¿Adónde está el resto de la gallada?
¿Porqué fue que te dejaron solo?
¿Fue que los sacástes a patadas?

Acuérdate que somos los discípulos de la cantina
Aquí nuestras conversaciones son profecías
Aquí en la cantina somos los bravitos

El que viene con problema
Sale reparado
Le curamos todos los males
El antídoto esta en esa botella café de pilsener
Y si necesitas algo mas fuerte
Te damos un trago de aguardiente amargo de la costa manabita
Y si te sientes mal por la mañana con un chuchaqui
Te damos una Mejoral

Así que pana, no te preocupes po’ na’
Aquí nosotros los discípulos de la cantina en Data
Bajo las palmas con la música de rockola
Tenemos la solución para todos tus problemas
Ponte tranquilo, destapa una pilsener
Y escucha nuestras profecías

No te prometemos la vida eterna
Pero te sentirás bien dentro de poco tiempo

Escrito por Dirk Wojtczack, Enero 2, 1995
Correr y andar

Mis hermanos, amigos y trabajadores siempre me preguntan porqué hago deportes. No estás gordo para decir que tienes que perder peso. No vás a competir en ninguna carrera que digamos a tu edad.

Es verdad, no lo hago porque quiero perder peso ni porque estoy en entrenamiento para una carrera. Se dice que un hombre posee ciertos aspectos de cazador y que apesar de todos los avances de la tecnología, el hombre sigue siendo muy primitivo cuando de trata de comer, fornificar y sobrevivir.

El hecho de poder sobrevivir digamos 10 kilómetros corriendo en la mañana, antes de ir al trabajo, antes de que el sol salga, antes que el periodico esté disponible en el kiosko, antes que el gallo cacaree, antes que el café esté colado o el desayuno sirve es más que eso. Cuando corro, puedo escuchar a mi interior que me reclama fuerza, vida, paciencia, pasión. Cuando corro escucho a mi corazón latir a todo dar, lleno de vida y las primeras gotas de sudor caen sobre mis lentes y estorban la visión.

Correr es más que andar por el vecindario, conocer a cada casa, ver a los carros estacionados, a los niños preparándose para la escuela, las señoras preparando el desayuno, los pajaritos escondidos detrás las ramas y los perros ladrando a sombras de ardillas. Correr es darse una vuelta por el mundo, el mundo que no se vé con los ojos ni con las yemas de los dedos.

El placer de poder correr en pleno invierno del hemisferio norte, con frío, en la misma playa que fue recorrida por miles de seres, ahora tan vacía, vacía como mi alma aveces se siente. Correr sobre la misma arena dura, compactada del frío, y aun asi, soltar unas gotas de sudor sobre las olas del mar que acarician la orilla de la playa.

El hecho de rondar en la bicicleta más de dos horas seguidas, con las manos sobre el timón, como si estuviera montado encima de un toro con las manos sobre los cuernos me da un placer que no puedo describir simplemente con unas palabras. Con tal solo sentir el viento soplar sobre mis brazos y piernas y escuchar el zumbido en los oidos me da más animo a seguir adelante. De ver las ruedas de la bicicleta girar en el mismo eje siguiendo cada maniobra con la misma exactitud de una navaja cirúrgica. Luchar contra la gravedad al subir las cuestas, llevando el peso de mi cuerpo y de la misma bicicleta, pedaleando y pedaleando, empujando cuando no me viene más fuerza, agarrando el timón para pedirle al animal metálico que siga arriba. Sentir las gotas de sudor aterrizar sobre el esqueleto de la bicicleta y el pavimento, para más tarde ver las mismas gotas de sudor convertirse en granos de sal. Tragando sorbos de agua como un sediento perdido en el desierto y llegar al cansancio hasta ver imágenes en el horizonte.

Me da pena cuando veo mis zapatos de correr en el piso o mi bicicleta reclinada contra la pared o con un tubo bajo, reclamándome que les de vida. Me da pena cuando por el mismo cansancio de la vida, no tengo el ánimo de atender al templo de la naturaleza que me reclama unas gotas de sudor. (Dirk Wojtczack - noviembre 2, 2000)