Friday, September 30, 2011

H o r m i g a

Hormiga




Los aeropuertos modernos, internacionales, tienen la habilidad de hacernos sentir pequeños, insignificantes, como hormigas dentro una colonia. Yo trabajé en el aeropuerto internacional ubicado al sur del condado en Queens, Nueva York, por unos once años. Tuve la función de asistente a la gerencia de construcción y planificación de las carreteras para acomodar el crecimiento gradual de viajeros. Por igual, durante mi empleo, la mayoría de los terminales aéreos también crecieron, según unos cálculos y proyecciones de las aerolíneas en capacidad para pasajeros que entraban y salían del país.



Muy interesante la perspectiva de ser alguien que simplemente está supervisando la construcción de las carreteras, garajes, con la del consumidor, el viajero. No hay experiencia mas frustrante que ir al aeropuerto, con el estrés de encontrar el terminal, buscar estacionamiento, navegar dentro del terminal para encontrar la aerolínea que lo lleve a uno a su destino, ser registrado y revisado físicamente como un criminal antes de ser esposado. Antes viajar era una experiencia agradable, ambos para el viajero y el familiar o amigo quien lo acompaña hasta bordar o desbordar el avión. Uno podía ver a los aviones despejar o aterrizar en los balcones cercanos a las aeropistas, y pretender que de verdad podría ver aquella persona desde lejos sentado en la ventana del avión. Uno podía tan simplemente ir al aeropuerto como un lugar para pasar el tiempo conversando o estableciendo lazos sociales, servirse un plato de comida, unas bebidas, leer el periódico, ver la caída del sol, todo según el tiempo que uno dispone.



Hoy todo es corre-corre. Prepara los sentidos y los bolsillos para ser asaltado. Todo parece ser de empacarlo a uno como sardinas en lata, sal de aquí, adiós, y regresa rápido para poder cobrar el boleto. Cada sonrisa, amabilidad, cortesía es fingida; una mueca ensayada en la academia de pilotos o las clases de las azafatas. Quítate los zapatos, la correa de los pantalones, bota todo liquido; su maleta de mano tiene que ser pequeña, y le cobramos por cada maleta en exceso de ciertos kilos de peso. No te pares cuando te los digamos, come cuando te lo digamos, come lo que te demos (si es que te damos algo), abróchate el cinturón cuando te lo mandemos, y no mires a nadie de la tripulación con la cara larga. Si tienes frío – aguántate, y si tienes calor, por igual. Si estas incomodo, paga por un boleto de primera clase. Si no te gusta la película – cierra los ojos, y si no te gusta la selección de canciones en el audífono – cierra los oídos. En caso de emergencia, la emergencia será medida según la velocidad que el avión va descendiendo. Si tienes que conectar con otro vuelo en parada de escala, apúrate a pesar que llegamos tarde. Perdiste el vuelo de conexión – entonces acomódate en nuestras silla rígidas hasta el día siguiente. Si tienes hambre entre tanto, todo esta cerrado hasta el día siguiente. Y si no puedes dormir incomodo, no te quejes de achaques o dolores que eso no esta cubierto con la compra de su boleto.



Y el tamaño de los terminales nuevos es literalmente astronómico, donde uno se siente como hormiga. Mírame que pequeño soy bajo la lupa de la aerolínea; hazme sentir insignificante. Hazme correr entre terminales para tan solo decirme que el vuelo esta repleto y que tengo que mantener la compostura, después de casi haberme matado por la ansiedad de cumplir por mi parte de ser puntual. Viajar antes era la aventura de estar en tierras desconocidas; viajar hoy a veces es una experiencia que no se borra con ninguna disculpa.



Escrito por Dirk Wojtczack Vecilla, Julio 9, 2011, en Baldwin Public Library.



Tuesday, September 27, 2011

Indigestión




Oye, ¿qué te pasa?

No te ves muy bien después que te dieron ese plato de balas en el estomago

O será los efectos secundarios del plomo atorando la circulación sanguínea por el corazón.



Pero, ¿cómo va ser eso?,

Si siempre has dicho que el hierro es parte de la dieta y que te fortalece más que levantando y haciendo repeticiones con pesas.

¿Qué esperabas?, te dije que balas plateadas te harían sentir mal,

Y como siempre querías hacerte el valiente.



Acaso no te recuerdas de como te fastidiaba la picada de mosquitos en el jardín;

Ahora notas la diferencia que la primera perforación de una bala a través el poro seria la misma la de una trompa de zancudo -



Y por igual quedarías tirado, abatido;

Manchado por la grafiti de la sangre en la ropa.

Persígnate aunque sea con el pensamiento si tienes las manos atadas por detrás.



Escrito por Dirk Wojtczack Vecilla, Septiembre 24, 2011

Thursday, September 22, 2011

Si preguntas que si escribo poesia

Mi segunda hija me preguntó si todavía escribo poesía. Me demoré un poco en contestarle, de la misma manera en que me demoro en contestar a cualquiera que me pregunta mi edad. Escribir poesía para mí consiste en más que el acto de escribir versos, ideas o pensamientos. Escribir poesía es un estilo de vida; es un modo de pensar, actuar, reflejar, de establecer normas de una vida pragmática.

Pudiera ser rico si me fajo trabajando largas horas, llenas de estrés, poco sueño o con muchas pesadillas, gordo o enfermo de comer basura en la calle o mejor dicho, los restaurantes donde todo esta frito con aceite vegetal, que debe ser de algún modo aceite de carro.

No suele ser todos los días que alguien me pregunta si escribo poesía o cual es mi edad, entonces, como un reflejo dormido, tardo en responder. Escribo poesía para el mundo, pero el mundo no me corresponde, o será que me corresponde y yo estoy tan ciego-sordomudo que no permito ningún punto de trasmisión literaria. Escribo poesía cuando estoy manejando con el radio apagado y escucho el ruido de la carretera, proveniente de las llantas y el pavimento en contacto a toda velocidad. Escribo poesía cuando estoy sentado en la sala con la radio prendida, cambiando de emisoras hasta encontrar una canción que calza bien mi humor, y con el televisor prendido sin volumen, con las capciones por si acaso algo capte el interés.

Mi vida es un libro de poesía. Mi vida es un verso de poema, igual que la vida, es absoluta, divina, real y bruta. Mis poemas son mis ojos que captan cada evento, sin la necesidad de usar adjetivos súper calificativos para tan solo vender o convencer al lector de un punto por hacer y decir. Las palabras tienen que llegar de un flechazo, a través los ojos hasta el centro de la sien, y provocar una reacción, de afirmación, negación o convulsión.

Escribo poemas en conjuntos de un tema, de un estado mental, y la ultima serie de poemas que escribí se titulaba “Sala de espera”, que hasta ahora permanece en la oscuridad de una computadora y se ha tratado de plantar sus semillas en tierra fértil.
Escribo poemas para lograr una sanidad interna, de poner en balanza la derecha y la izquierda, encontrar la mitad de todos los sentidos perceptibles, y de nunca repetirme, amenos que sea repetición de un tema que grite a los cinco vientos y seis puntos cardinales (¡?broma!?).

Cuando se acabe todo esto, todo eso que me sirve de motivación, antes que llegue la severa depresión y me pone un yeso en el cerebro, espero haber escrito lo suficiente para dejar una buena impresión, un buen legado de lo que represento, lo que no he podido decir con la voz. Uno escribe con pautas y nadie se dará cuenta de que se trata de un pensamiento tartamudo. Si uno habla con pautas, es posible que le llamen hasta tarado o menso.

Escrito por Dirk Wojtczack Vecilla, Julio 7, 2011, en Baldwin Public Library.

Friday, September 09, 2011

Condena del juez al poeta

El juez dicta la sentencia: Cadena perpetua al poeta, el maldito escritor de versos malogrados, a seguir arrastrándose por la tierra, por la superficie de papeles. La cadena perpetua al estúpido poeta empedernido será cumplida paralela a la sentencia de alejamiento mandatorio y restringido, de cualquier joven atractiva, y que no se le antoje ningún deseo mental con imágenes de actividades carnales o de momentos de placer explicito, no apta para el consumo intelectual y mucho menos comercial.

El poeta será condenado a literalmente arrastrar por los tobillos cadenas de hierro forjado, con un peso mínimo de 25 libras por cada pierna. Al poeta no se le prohibirá el uso de sus herramientas básicas: plumas, bolígrafos, lápices, crayolas, palos de carbón, tinta china, con tal que sean para el consumo propio de letras, palabras, versos, mensajes, códigos, símbolos, o formulas matemáticas.

El poeta se esforzara en no repetirse, sea verso, pensamiento, idea o concepto, sin importar el orden o el argumento de cada oración. El poeta debe cumplir con todas las normas modernas de la Real Academia Española, en lo que se relacione al castellano, español peninsular, español americano, español local, e incluso con las reglas básicas del spanglish.

El poeta se regirá en cumplir con funciones escritas y se anulará cualquier obra grabada en cualquier medio visual. Las funciones escritas consisten en obras escritas a puño de mano, maquina de escribir, ordenadora y tipografía clásica.

El poeta mantendrá todos los derechos de creatividad absoluta, sin importar el origen de la influencia, directa e indirecta, o el estado de animo del mismo.

El propósito del poeta no será de atacar al débil o enriquecer al corrupto. El poeta permanecerá siempre aliado a la raza humana, sin importar color, sexo, edad, país o color de pelo. El propósito del poeta será de buscar la pura fuente de la verdad, sin ninguna importancia a defectos o consecuencias. El poeta deberá siempre mantenerse disponible para en cualquier momento servir de útil hacia el bien de la sociedad.

El poeta deberá siempre mantenerse fiel a la causa justa y su palabra debe ser escrita con el mismo tono de su corazón, su sangre, y su lágrima. En caso de que el poeta se contradiga entre lo escrito y lo dicho verbalmente, su letra tendrá mayor preponderancia, y no se admitirá ningún cambio después; así entonces, el poeta medirá cada letra, cada palabra, cada oración, cuidadosamente.

Y por ultima orden del juez, el poeta nunca podrá renunciar a su oficio, ni aun después de que su vida haya expirado. La misión del poeta es permanente, perenne, y eterna. Nada que el hombre haga para aniquilar la existencia de la palabra escrita podrá ser usada como pretexto para renunciar a este ciclo vicioso de ser poeta.

Escrito por Dirk Wojtczack Vecilla, Julio 5, 2011, en Baldwin Public Library.


http://blogs.elespectador.com/elmagazin/2011/09/16/condena-del-juez-al-poeta/

Thursday, September 01, 2011

Siesta

¡Qué sueño! ¡Qué bien vendría ahorita mismo tirarse una siesta! Especialmente después del almuerzo y con el calor que hace afuera, acostarse por unos minutos bajo la sombra de las persianas cerradas. Oxigeno, oxigeno, la falta de oxigeno me da sueño; el cuerpo esta digiriendo todo lo que “aspiré” de un solo aliento, y como culebra que se ha tragado un conejo, ahora viene el proceso de la digestión. Supongo que los ácidos dentro del estomago podrán hasta quemar la piel de uno.



Pero una siesta me vendría muy bien por ahora, no estaría aquí, despierto en la biblioteca, luchando contra el cansancio natural que pesa sobre las pestañas. Soy una persona tan simple: pan, café y periódico para el desayuno; pan y carne de almuerzo; una ensalada y carne de merienda, y estoy satisfecho. Un poco de actividad mental y un poco de actividad física, un poco de vegetación mirando a la telenovela y las noticias, y se me va otro día.



Viene lunes y estoy cansado de todo lo que hice en el fin de semana. Martes todavía me estoy recuperando del fin de semana, más el cansancio del lunes. Miércoles viene y establezco una base de energía. Jueves estoy cargado para salir a trotar o andar en bicicleta. Viernes viene y planeo para el fin de semana. Sábado y domingo llega con las obligaciones de la casa: supermercado, clases de danza de las niñas, hora de misa, leer los titulares del periódico gordo de artículos diversos. El ciclo semanal se repite por cincuenta y dos semanas, otra vez quemamos al año viejo y empieza el conteo diario donde envejecemos, viendo canas y arrugas dejando testimonio sobre el cuerpo.



Soñar es la forma de libertad más inofensiva de todas. Nadie sale herido, nadie derrama sangre, no hay ningún índice de natalicio o mortalidad. No hay declaraciones de guerra o banderas blancas de rendimiento. Soñar es viajar sin maletas, sin aviones, pasaportes, líneas de espera o búsqueda de taxis en alta hora de la madrugada. Soñar no lastima al prójimo y nadie tiene que enterarse de aquella visualización privada; una película de cinematografía dirigida de nuestra propia creatividad e intuición.



Silencio por favor, no puedo escuchar mis pensamientos. Silencio por favor, ya no puedo mas con este cansancio, que la siesta provoca, invoca, seduce y convoca. Ahhhhh, que bien seria tomarme una siesta ahora mismo, con el aire acondicionado soplando aire frío, y no saber nada de nadie, nada del mundo, nada del oficio o la oficina. ¡Qué no haría por estar en una hamaca, meciendo de lado a lado, y vaciar toda responsabilidad debajo las cejas o de la almohada suave



Buenas tardes siesta mía, ahí voy.



Escrito por Dirk Wojtczack Vecilla, Julio 1, 2011, en Baldwin Public Library.