Monday, December 19, 2011

Cerebro de genio




Ya quisiera tener cerebro de genio. Fui al peluquero de la calle principal en Baldwin, para que me quitara ese look de Einstein, pelo de alambre que me crece a los costados de la cabeza. Hace unas semanas cuando estuve en el hospital, un equipo de neurólogos me observaban como al “hombre elefante” por el tamaño de mi cabeza. Me preguntaron si siempre la he tenido así de grande, y le afirmé la respuesta. Me preguntaron si me dolía de sostener una cabeza tan grande, y le respondí que no. Aunque siempre he sabido que tengo una cabeza bien grande, gracias a las pocas veces que probé una gorra de béisbol o un sombrero ranchero, lo he podido disimular gracias a la estatura de mí ser.

Ya quisiera tener la medula que Einstein tuvo para desarrollar una formula nueva, algo que sirva a la humanidad, algo relativo con la velocidad de la luz cuadrada multiplicado por la masa del cuerpo, o algo relacionado sobre dos cuerpos en moción con respecto a diferentes sitios o lugares se mueven de una forma linear o exponencial. Pudiera sentarme en un cubículo para escribir una formula con muchas variables, algunos factores constantes, algunos valores exponenciales, divido por algo neutral de la raíz cuadrada de un sustantivo relacionado al peso de la molécula atómica. ¡Pero no! Soy bruto. Solamente se hacer lo que hago hoy día, que en si es poco y egoísta a mi modo de pensar.

Algunas universidades tendrán contratados a genios de la matemática avanzada, de la física atómica y molecular, de mecánica quantum, de química biológica, y que se rompen el coco, formulando por horas y días para tan solo chocar cuando no pueden comprobar la formula inversa y al revés.

Y quien creyera que toda esta cuartilla viene de una excursión al peluquero ruso, en un día como hoy, cuando cae lluvia y no baja la humedad del ambiente. Es increíble que un tema pueda desarrollarse de casi nada importante. De que todo esto viene porque no quiero parecerme a Albert Einstein, a pesar de que la comparación me pudiera venir como un saldo a mi favor.

Mientras muchos hombres luchan por crecer el cabello largo para tapar su calvicie, yo me lo corto para no parecerme a Einstein y en si, para quitarme de encima todas las canas que injustamente me echan mas años por encima. Sé que eventualmente llegaré a ser calvo, gracias a unos genes paternales, pero detesto las canas, y teñirme el pelo no es una opción que merezca alguna atención.



Escrito por Dirk Wojtczack Vecilla, Agosto 9, 2011, en Baldwin Public Library.



Monday, December 12, 2011

Auténtica veracidad




¿Qué es escribir sin haber vivido, por lo menos algo cercano al tema que se trata? ¿Dónde existe la veracidad del autor al emprender un viaje dentro las colinas de las letras? ¿Seré el mejor impostor de todos los siglos, al que no le importa la fuente de la inspiración? ¿Cuántas veces podré usar la misma tela hasta quedarme con una aguja sin punta y un pedazo de hilo inservible? ¿Cuántas veces puede la misma rueda dar vueltas alrededor del mismo eje para darse cuenta que permanece en el mismo sitio?

Hoy, lunes, octavo día del octavo mes, once años del segundo milenio, hace calor corresponde en la temporada del verano, en el hemisferio del norte. El que no tiene cáncer, ¿puede compadecer de alguna otra enfermedad, contagiosa o no, como la apatía?

El que lo tiene todo, más que nada: salud, paz y estabilidad, ¿porqué entonces quiere buscar como desatar los cabos de su mundo, para emprender uno de caos, desorden, lágrimas, ansiedad?

Si una vez la gente pereceaba al frente de su casa para conversar y pasar tiempo como buenos vecinos, la gente hoy en día lo hace por medio de sus ordenadores, escribiendo letra por letra, esperando a una respuesta de un email o un mensaje instantáneo. ¿Qué no es más instantáneo que una conversación entablada entre dos o más personas sentadas, juntas, y desarrollar un tema hasta llegar a otro, o irse por un tangente a otro tema no relacionado y de alguna manera regresar al tema previo? ¿Dónde esta la espontaneidad de una conversación sin principio o sin fin, sin estructura, y todavía ser amena, divertida y sin preámbulos?

Algunos son lectores, otros son escritores, y entre los dos grupos se convergen las ideas en común. Unos son escritores que duermen al leer temas de otros, otros son lectores que se aburren si el escritor no los engancha. Unos pretenden ser escritores cuando simplemente escupen estupideces y se hacen pasar como expertos, para tan solo ser rechazados por los que de verdad saben. Al lector no se le puede engañar con apariencias de humo sin contexto. Al lector no se le puede presentar un cadáver de palabras sin esqueleto. El lector discierne al impostor, pero no me rindo, porque así soy, de frente, conchudo, sin vergüenza (aunque si la tengo).

Seguiré leyendo, pero más que nada viviendo, para así poder trasmitir a usted el lector lo que me apasiona, llama la atención. Esmeraré todo lo que escribo, lo puliré hasta sacarle la mugre de la idea y presentarlo de la mejor manera posible.



Escrito por Dirk Wojtczack Vecilla, Agosto 8, 2011, en Baldwin Public Library.



Tuesday, December 06, 2011

Conversacion Publica Privada

¿Qué quieren ver como miembros de la sociedad, de la audiencia? Déjeme elaborar. Sé que por nuestra naturaleza de voyeurs nos encanta ver choques: choques de carros, camiones, trenes, personas, etc. Como sádicos, nos encanta ver violencia en la televisión, pero no en la vida real. Y sucede al revés con el romance, sí en la televisión, pero no cerca de uno. Debería ser que permitamos a las parejas de enamorados, apasionados, en el calor del momento, expresarse libremente al aire libre. Pero no, nos incomoda de alguna forma.


Nos incomoda ver a la gente pelear en la calle y no poder intervenir para ayudar al que recibe la golpiza. Nos sentimos de igual forma indefensos y seguimos caminando como que si todo estuviese normal. Bueno, en el mundo que vivimos, se puede decir que cualquier actividad violenta es mejor que ver a una pareja amándose, cuando tarde o temprano, la pareja termina con el corazón roto.

Hay gente que le molesta, incomoda, fastidia, escuchar una conversación unilateral. Mejor dicho, ¿cuántas veces gente reclama cuando en un sitio público, alguien esta conversando por medio de un teléfono portátil, y solamente se escucha un lado de la conversación? Lo que de verdad molesta, es que estamos escuchando media-conversación. ¿Quién no es curioso y le gusta de vez en cuando, escuchar una conversación “privada”? Especialmente cuando se nota en el tono de la voz que se trata de un secreto, chisme, rumor o una confesión.

¿Quién no se aburre en la mañana dentro del tren y todos pretenden que están durmiendo o cansados? Esa ausencia de conversación es lo que lo pone a uno a leer los carteles, la propaganda, el grafiti, a contar los granos de tierra en la pista, o recordar el nombre de la formación de las nubes. El tiempo vuela si la mente y nuestros oídos están enganchados a una conversación amena. ¿Cuántas veces puedo mirar a la misma persona sentada enfrente antes de empezar un pleito?

Se dice que somos animales sociales, que tenemos y debemos mantener contacto con otras personas. Donde diferimos con muchas personas tiene que ser más que nada con las expectativas hacia el comportamiento en público, de controlarnos y mantener las normas que rigen un orden, y dejar el caos para los experimentos de partículas moleculares.

En el transcurso de nuestra vida, uno aprende a filtrar entre lo bueno y lo malo, acepta lo positivo y rechaza lo negativo. Un error sería de copiar los planos de nuestros antepasados, que obviamente se manifiestan en nuestros mayores, y que dejan unas huellas calcadas para repetir sus errores y no mejorar de una generación a otra, para así mejorar algún día toda la raza humana. Seamos partícipes del mundo y también una buena audiencia, que aprecia un inteligente diálogo. Salgamos del lodo de la inmundicia y el desperdicio que nos retrasa la llegada al camino recto.



Escrito por Dirk Wojtczack Vecilla, Julio 21, 2011, en Baldwin Public Library.