Thursday, March 31, 2011

Dando vueltas a las tuercas de la vida

Giran, giran y giran
Parece que el tornillo gastado no da más;
Que será peor -

Sentirse atrapado por la inmensidad de los temas
O estar confinado por un mundo definido por el consumo, Google y la soledad.

Todos gritan: mírenme
Todos gritan: lobo
Todos gritan: fuego
Todos gritan: socorro
Todos gritan: auxilio
Todos gritan: incendio

Tantas necesidades para pocas manos.
Sera que tan solo una pequeña fracción de nuestra larga vida es servible, que nos haga redimible, y que el resto de la vida es tan solo la tierra para enterrarnos.

Todos queremos lo mismo: sobrevivir, paz, armonía, bla, bla.
Pero no todos lo logramos de la misma forma, de la misma manera.
Somos músicos de una orquesta desafinada por los diferentes tiempos de cada escala.
Y por eso, hoy estas feliz y yo no; mañana yo estoy feliz y vos no.

Nunca coincidimos y por eso no progresamos; porque para hacerlo bien, tiene que ser en conjunto.
Vueltas y vueltas,
Las tuercas se gastan, se oxidan.

El albañil pone puertas y se olvida de instalar las ventanas,
Viene la lluvia y se repite la incertidumbre.
Confinado entre dos paredes paralelas y un techo,
Entra poca luz pero mucho ruido.
Eso es, ruido por todas partes,
Todos hablan y escriben,

Faltan oídos y lectores.
Por más que me pare en el podio,
Nadie me ve encendido.


Escrito por Dirk Wojtczack Vecilla, Marzo 26, 2011, en Baldwin PL.

Monday, March 28, 2011

Sillas musicales o ponle la cola al burro Cumpleaños feliz, cumpleaños feliz, happy birthday to you! ¡Que alegría, otra vez celebrar otro onomástico! Jugaremos entre todos los invitados a ponerle la cola al burro, carrera de las vejigas infladas de agua, las sillas musicales entre tantos otros juegos improvisados. Pero quiero dirigir usando la metáfora de estos juegos a un tema que nos deja un poco atascado, pero más que nada a las mujeres jóvenes. Durante los tiempos del cortejo entre hombre y mujer, más que nada el hombre, dice hasta la imposible, lo improbable, lo ridículo con tan solo conquistar a la dama. Exagera sobre la profundidad de su amor, de la seriedad para mantener esta relación a flote. El hombre se traga todo lo que consiste de integridad (si es que la tiene en primer lugar) y promete la luna, las estrellas, todo el oro del mundo, las galaxias con tan solo un propósito. De llegar hacia las entrañas de la mujer. Nueve meses más tarde, abracadabra, ante los ojos de la audiencia, como en una fiesta de cumpleaños, en un acto de magia que ni Houdini escapa, desaparece el hombre de las promesas. No importa que se hayan casado o no, lo que si importa es que el hombre cazó su presa. Aunque por más divino hablemos sobre el milagro de un nacimiento de otro ser humano, los resultados en la vida de la mujer son predicables. De una manera perversa, porque mirar al dolor y la tragedia de otras personas, veo en la televisión un ejemplar de estas vidas averiadas. Mujeres jóvenes que en una vez soñaron con una carrera profesional o de una vida digna y respetuosa, tienen que posponer o enterrar en muchos casos, todo por un lado para salir adelante ella y la nueva vida. Mientras tanto el mismo tipo que dejó a la mujer embarazada y que ha desaparecido, aparece con un rescatador en la vida de otra mujer. Las palabras dichas como promesas, ya ensayadas y memorizadas, sirven para poner la cola de burro a otra mujer, en muchos casos muy ingenuas, y se repite la historia. Otra mujer embarazada del mismo hombre, y como picaflor, va de una flor a otra, dejando vidas estancadas, tan solo por unos momentos egoístas de placer. No codiciaras a la mujer de tu amigo, hermano, cuñada, colega de trabajo, padrastro, vecino, como sin tan fácil fuese poner un cartel para prevenir estos engaños. Las estadísticas se pueden buscar y encontrar, los efectos de estos eventos, no permiten a la sociedad salir adelante. No cuando hay tanta hambre, tanto desorden social, tanta necesidad de amar y ser amado. Pero las estadísticas no importan cuando en nuestra propias vidas y familias somos testigos, de mujeres que tienen que luchar por si mismas para salir adelante, para tan solo sobrevivir con lo mínimo. Bien fácil seria que de madre a hija se aconsejaran, que previnieran a las jóvenes de los riesgos y consecuencias de un embarazo no planificado. Nuestra naturaleza humana nos hace necios y tercos ante buen consejo, y por si, tenemos que aprender a las duras cuando no es necesario. Todos queremos sentir amor y ser amados, nada mal en aquel sentimiento tan puro; hay que ver la intención detrás las palabras “te quiero para siempre”, “eres la única”, etc. No se dejen poner la cola de burro o no jueguen a las camas musicales, que en esto, todos compartimos la responsabilidad. Disculpen que escriba un sermón, la realidad es cruda y hay que bajar de las nubes de vez en cuando. Y compadres, no tiene de qué agradecerme por relevar su esquema. Escrito por Dirk Wojtczack Vecilla, Febrero 12, 2011, en Baldwin Public Library.

Monday, March 21, 2011

P a v o r



En el segundo piso de un edificio antiguo, en el centro de Guayaquil, había una oficina donde recuerdo con claridad palpable, el tremendo dolor del taladro en mi boca. El mecanismo del taladro dental era simple, dos largas varillas acompañadas de una piola gruesa. El sonido del taladro al penetrar el diente o muela era el peor ruido que exista en la humanidad. Peor que el ruido de uñas arañando una pizarra. El conjunto del ruido del taladro, el dolor del mismo pinchando el nervio expuesto donde la carie residente, los chorros de saliva que le sale a uno por las glándulas mandibulares, y la mano fuerte del dentista para que uno permaneciera quieto, era mas que suficiente para dejarlo a uno trastornado por el resto de la vida. No importaba que el dentista te haya inyectado una agujota en la boca para dejarte con anestesia, y horas después, te andabas pinchando la piel al no sentir nada y quería que cualquiera me golpeara en la boca, sintiéndome invencible.



Nunca he gozado las visitas al dentista, y peor cuando el dentista es como el que apareció en la película “Little Shop of Horrors” con Steve Martin como el dentista sádico, y el paciente era el actor Rick Moranis (increíble que recuerdo bobadas triviales, pero no cuando cayó el muro de Berlín).



El dolor del dentista es multidimensional, multifacético, que uno ve mas estrellas y explosiones al cerrar los ojos que besar una actriz seductora por primera vez. El dolor no tan solo toma lugar en la boca, sino también en el bolsillo, cuando uno tiene que pagar la cuenta.



Me esmero en todo lo que puedo sobre la higiene dental, pero admito que es muy difícil. Me cepillo los dientes a diario dos de tres veces recomendadas, y paso el hilo dental una vez a la semana o cuando tengo comida atascadas entre los dientes. Voy al dentista un promedio de una vez cada diez años y no anualmente como se recomienda. Tomo café sabiendo que la cafeína mancha la superficie de los dientes.



El resultado de mi descuido es obvio, he perdido tantas muelas que tengo espacio entre muelas para reemplazos. Ahora dicen los reportes dentales que el relleno de los dientes que antes se usaba debería ser reemplazado por otra materia, que desconozco el nombre – no es oro, sino el banco me estaría llamando para hacer un deposito. Hoy en día no me confío mucho de los dentistas, siento que es un gran negocio, y que cada carie que encuentran, me la quieren cambiar por una corona o una capa dental. ¿Y después que me queda? Tendré que masticar todo con mis futuros dientes postizos, y sacármelos cada noche.



El pavor sabiendo que tengo una cita la próxima semana provoca cancelarla para los próximos diez años. Pero, ¿para qué esperar, y mejor prevenir con un poco de dolor? Aguanta, que el golpe avisa.



Escrito por Dirk Wojtczack Vecilla, Febrero 11, 2011, Baldwin Public Library.

Monday, March 14, 2011

Distracciones



De un punto a otro, de una actividad a otra, de un pensamiento a otro, de una pareja a otra. En si, sabemos que estamos de un sitio mental y físico a otro. Un cambio de ambiente.



Entré con el propósito de escribir el relato sabatino sobre toda la nieve que ha caído desde las navidades hasta la semana vigente, y más que nada de toda la nieve que mi pobre columna ha tenido que soportar. Cambio de postura, flexiono las rodillas, apoyo el peso sobre los muslos. Cambio de mano con la que levanto la nieve y la tiro con toda la fuerza a un costado de la vereda. Uso varias estrategias como que si estuviera construyendo el futuro y al fin de todo, sigue siendo la misma pobre columna vertebral que tiene que aguantar todo ese esfuerzo físico. Bien que me lo reclama en los días siguientes.



En estos días que tanta nieve ha caído, las primeras horas del día contemplo cuanta nieve se ha acumulado y cuando iré a palearla fuera de la vereda y del carro. Hasta eso, paso en la sala, con el televisor y el volumen mudo. escucho a música por medio del laptop. El Blackberry me mantiene compañía parpadeando la luz verde hasta el arribo de un email. Leo el periodico de ayer, si el del dia no llegó por la inhabilidad de movilizarse por las calles. Tomo café negro colombiano con una cuchara de azúcar blanca (aunque la azúcar café le da mejor sabor), y desayuno mientras todo esto sucede mí alrededor. Aun así, tengo la audacia de decir que estoy aburrido por que no tengo nada que hacer.



Las distracciones vienen con facilidad, tengo la habilidad de retener atención como una mosca, y de alguna manera, logro enfocarme suficiente para absorber unos cuantos datos de información. No puedo leer un libro en público porque enseguida quiero saber que esta haciendo el mundo. Todos buscamos distracciones sin importar quienes somos. Incluso mientras escribo esto, alrededor mío hay una madre de familia ayudando a su hijo a encontrar unos libros didácticos; la bibliotecaria busca en el catalogo el orden de los libros publicados el año pasado; una joven universitaria da lecciones privadas de matemáticas a una joven de secundaria y ambas me miran cuando yo las miro. Las distracciones distraen a los distraídos; necesitamos ese estimulo pulsativo y por eso la adicción a mi Blackberry. Encima de todo eso, viene la distracción al momento pensando que estará pasando con las protestas en Jordán, Túnez y Egipto, y de lo que vendrá con la caída inminente de esos gobiernos. ¿Más caos? Dicen los expertos que la próxima revolución NO será televisada – ya veremos.



El único momento en cuando los niveles de distracción son muy bajos, es minutos y segundos antes de apagar la luz sobre la mesa de noche. Me imagino que mientras duermo, tendré la red de nervios cerebrales con la mente distraída, y repasaré los eventos impactantes o memorias dulces de la infancia o cosas que mis hijas han hecho.



Obviamente no soy psicólogo, psiquiatra o neurólogo, pero me imagino que estas distracciones son sanas para renovar el interés de una vida activa.



Escrito por Dirk Wojtczack Vecilla, Enero 29, 2011, en Baldwin Public Library.

Monday, March 07, 2011

El hielo no es yellow



Un colega en la oficina me identificó como un “news junkie”, o, un adicto a las noticias del momento. Gracias a la tecnología no tengo que esperar hasta la mañana para leer, lo que entonces viene a ser el ayer, las noticias en el periódico. Y encima de eso, puedo leer cualquier periódico del mundo, y tengo varios periódicos reseñados en mi página blog como “favoritos”. De curiosidad leí en el portal del periódico capitalino de Colombia, mi ciudad de natalicio, que el pronóstico del clima iba ser lluvia cargado de días melancólicos y gris (bueno, la ultima parte la añadí para efecto mental y visual).



Estoy pendiente con los últimos eventos desde Egipto, y por más que trato de formular una opinión, no sé que decir. Obviamente estoy en contra la violencia y la violación a los derechos universales humanos. No quiero pensar que existen gobiernos títeres, pero si existen – con el dinero se compra el poder, pero nunca la opinión del pueblo. Cada periódico internacional tiene su propia interpretación a los eventos, y me parece sumamente interesante encontrar información tan variada, de tantas perspectivas.



Pero regresando al tema del clima, hace unos días en Long Island, Nueva York, nos levantamos para ver todo cubierto de una capa de hielo. En todos estos años memorables, no recuerdo un evento tan raro- incluso he sido testigo de más eclipses lunares que ver toda superficie cubierta de hielo. Al salir de mi casa, me dije a mi mismo, que si me resbalo y caigo, tendré que demandarme ante la corte judicial y seré rico, para nunca más trabajar (aunque creo a lo largo me aburriría). Lo único que pude pensar en ese instante, era la segunda peor opción – caminar sobre la nieve congelada para disminuir la posibilidad de cualquier resbalo. Si tuviese arena o sal de mar, la hubiera regado sobre la vereda, pero no tenia ninguna de las dos cosas a mano. Al momento, todo parecía una pista de patinaje de hielo.



Como seres humanos, siempre queremos estar con la presunción de control. Caminar sobre hielo es un reto a ese modo de pensar. Podemos tomar pasos bien pequeños, pasos estratégicos, pasos calculados, y no acertar con la formula que existe entre dos cuerpos donde el coeficiente de fricción se desconoce. De la misma forma cuando tenemos que planificar contra eventos naturales, nos damos cuenta que insignificantes somos ante el poder, la furia, de la madre naturaleza.



El pronóstico de clima para mañana ya está postulado por los expertos, y siempre cruzo los dedos en el nombre de que se equivoquen para clima cálido y soleado. Pero para eso, tendré que esperar hasta que llegue la primavera, porque el invierno este año está bien planteado. Y como un buen homónimo, les dejo: Hielo no es yellow.





Escrito por Dirk Wojtczack Vecilla, Febrero 4, 2011, en Baldwin Public Library.